Lo único que aprendemos de la historia es que no aprendemos de la historia (Hegel)

domingo, 16 de diciembre de 2012

Cataluña en la España moderna

    Estos días se cumplen 50 años de la publicación en Barcelona del clásico de Pierre Vilar Catalunya en la Espanya moderna, un libro que conoció una excelente y primeriza edición en catalán (Barcelona: Edicions 62, 1962) -tras la aparición del original francés- y una tardía y muy inferior edición en castellano (Barcelona: Crítica, 1978). Pierre Vilar ofrece, para las numerosas personas que se interesan por la historia, un ejemplo de compromiso con su trabajo y con su tiempo, de aprendizaje y reflexión a través de su propia labor investigadora, y de actitud desprejuiciada frente a ideologías y escuelas. Por eso, en el Centro Asociado de la UNED de Barcelona, hemos querido ofrecer uno de los raros homenajes que ha servido para recordarle con motivo de esta efeméride, y en el que contamos con la presencia de dos ponentes de excepción: Eulàlia Duran, traductora de esta primera edición, investigadora de la historia y la cultura catalanas y académica de Bones Lletres, y Carlos Martínez Shaw, catedrático de la UNED, académico de la historia, fundador y presidente durante un decenio del Centro de Estudios de Historia Moderna Pierre Vilar. Nos ofrecieron un balance profundo y muy ponderado del impacto de este libro en la historiografía catalana y española.

     Vilar‭ (‬1906-2003‭) ‬fue durante muchos años la figura más emblemática de la nutrida cohorte de hispanistas franceses que hicieron una gran aportación para renovar la historiografía,‭ ‬y la divulgación de la historia catalana y española.‭ ‬En una de sus últimas obras‭ ‬-Pensar históricamente. Reflexiones y recuerdos (Barcelona: Crítica, 1997)-‭ ‬ reflejó la trayectoria de una existencia vivida gracias al compromiso simultáneo con su tiempo y con sus estudios.‭ ‬Vilar podría encarnar al investigador para quien la historia es,‭ ‬ante todo,‭ ‬un campo de reflexión ante la vida,‭ ‬y para quien profundizar en el conocimiento de la realidad geográfica e histórica constituye mucho más que una forma de curiosidad intelectual:‭ ‬era su manera de cuestionar las certezas propias y ajenas,‭ ‬de contrastar las opiniones y de avanzar en el progreso individual y colectivo. Esta honesta e inquieta manera de contemplar las cosas le permitía, al tiempo, cuestionar y respetar las opiniones de sus antecesores, huyendo de lo acomodaticio lo mismo que de la iconoclastia propia del rebelde o el recién llegado.

‭     ‬Tuvo la suerte de formarse en la espléndida escuela de geógrafos franceses que siguió la estela de Vidal de La Blanche.‭ ‬Por eso,‭ ‬sus primeros pasos universitarios se encaminaron hacia la geografía y,‭ ‬en concreto,‭ ‬hacia una tesis sobre el Pirineo catalán.‭ ‬Pero,‭ ‬como él mismo explica en el prólogo a‭ ‬Catalunya en la Espanya moderna,‭ ‬todo le hablaba‭ “‬de la interacción continua entre la tierra y el hombre,‭ ‬entre la geografía y la historia‭”‬.‭ ‬Su‭  ‬avidez intelectual no se satisfacía con los límites académicos de las materias que trabajaba,‭ ‬ni tampoco con los límites temporales o geográficos.‭ ‬Esta misma capacidad de desbordar lo establecido le llevó a integrar los elementos positivos de las escuelas historiográficas más vivas de su tiempo:‭ ‬la‭ '‬Historia Total‭' ‬de‭ ‬los Annales y el materialismo histórico marxista‭ -‬al que siempre estuvo ligado metodológicamente- algo que para muchos parecía contradictorio y aún imposible. Si su compromiso intelectual ya estaba bien fundamentado,‭ ‬su compromiso político creció con las agitaciones de la sociedad francesa y europea durante los años‭ ‬30,‭ ‬el auge del fascismo,‭ ‬la guerra civil española y la Segunda Guerra Mundial.

‭     ‬Hombre de conciencia e ideas,‭ ‬más que de partido,‭ ‬se vinculó comunismo,‭ ‬pero dejó de lado la militancia activa para proseguir su carrera universitaria.‭ Eulàlia Duran nos recordaba cómo Pierre Vilar no llegó al marxismo a través del conocimiento académico o la política revolucionaria, sino, por el contrario, durante la Segunda Guerra Mundial, como militar francés y prisionero de los nazis, cuando sólo tenía acceso a los libros que criticaban esta metodología, lo cual hizo que su posición fuera siempre personal y nada dogmática. ‬Conoció y trabajó con figuras señeras de la intelectualidad francesa,‭ ‬como su condiscípulo Jean Paul Sartre o su maestro Ernest Labrousse.‭ ‬Recorrió España durante los años 20 y 30, y en‭ ‬1948‭ ‬retornó para dar nuevamente clases en el Instituto Francés de Barcelona,‭ ‬donde permaneció hasta‭ ‬1957.‭ ‬La publicación de‭ ‬Cataluña en la España moderna-‭ ‬contribuyó a revitalizar la historiografía de Cataluña en los años sesenta,‭ ‬justo en el momento en que ésta padecía la dramática pérdida de Jaume Vicens Vives,‭ ‬y cuando el franquismo suponía una severa limitación a las posibilidades de desarrollar internamente una investigación histórica de vanguardia.

    Fue un libro pacientemente escrito. Todas las facilidades que encontró en la Cataluña republicana, ansiosa de acoger a jóvenes investigadores extranjeros, se convirtieron en problemas durante las décadas siguientes, y no sólo con las autoridades franquistas, sino con las propias instituciones francesas, dominadas por conservadores que terminaron por expulsarlo del Instituto Francés de Barcelona, lo que le obligó a retornar a París y retrasó considerablemente su trabajo. Además, las cuestiones economicas que abordaba contaban con una muy escasa base de investigaciones previas, y le obligaron a un amplio y riguroso trabajo de archivo, que no siempre podía abarcar todas las dimensiones que él deseaba.

    El libro -una voluminosa obra en cuatro tomos- se centra en el conjunto de transformaciones que hicieron de Cataluña un territorio económicamente avanzado dentro de la Península. Una situación que, pese a la relativa prosperidad de los siglos XIII y XIV no estaba en absoluto predeterminada. Las catástrofes, y las contradicciones internas de la sociedad catalana durante los siglos XV y XVI, hicieron que entrara en la modernidad en una situación demográfica, económia e institucional que acumulaba problemas en comparación con sus grandes vecinos, las coronas castellana o francesa. Pero la segunda mitad del siglo XVII introdujo cambios relevantes. Frente a la gravísima crisis que padecía Castilla, la demografía, la producción agraria y finalmente el comercio de Cataluña reencontró la senda del crecimiento. Esto consolidó un grupo de poder, articulado en torno a la obra teórica de Narcís Feliu de la Penya, que se convertiría en el ‘partido’ austracista dominante en Cataluña. Un grupo que soñó con una Cataluña de tono político similar a los estados parlamentarios de Inglaterra y Holanda, que se opuso frontalmente a la llegada al poder de Felipe V y provocó -a mi entender equivocadamente- la entrada de Cataluña en la guerra internacional suscitada por la sucesión de Carlos II.

    Las consecuencias de la guerra fueron muy duras, pero originaron una renovación espontánea del tejido productivo catalán. Después de 1714 se habia alcanzado nuevamente unos mínimos demográficos y económicos tan profundos, que la recuperación fue más rápida de lo esperado. Una colonización agrícola interior, magníficamente descrita por el profesor Vilar, permitió una primera acumulación de capital. Las instituciones del derecho consuetudinario catalán, respetadas por el Decreto de Nueva Planta de Felipe V, de origen medieval, resultaron estar perfectamente adaptadas a esta etapa inicial del capitalismo, con la figura del hereu -que proporcionaba capital- y de unos segundones obligados a buscar nuevas actividades -pero con formación previa y relaciones familiares suficientes-. Esto no impidió que Cataluña conociera una profunda crisis económica hacia mediados del siglo XVIII, pero que tuvo características diferentes a la castellana, ya que no resultó tan dañina ni tan profunda. Lo que si resulta característico fue la paralización de los salarios para la mano de obra no especializada que se dió durante casi tres decenios. Si Cataluña había importado trabajadores en muchos momentos de su historia, ahora parecía hallarse en plena colmatación de sus necesidades humanas, fruto probablemente del desarrollo demográfico y agrario de los años veinte y treinta. La prosperidad, como siempre, no lo fue para todos, y las clases populares sufrieron mucho durante esta etapa. Del estancamiento se salió por un salto productivo basado en la adquisición de nueva tecnología -las indianas y más adelante la producción textil- y la creciente conexión con los mercados mediterráneos y atlánticos, gracias al comercio colonial. Carlos Martínez Shaw señaló, con una definición que creo afortunada, que la derrota de 1714 probablemente frustró la ‘Pequeña Holanda’ en que quiso convertirse Cataluña, pero dió lugar a la ‘Pequeña Inglaterra’ que surgió a finales del siglo XVIII. También señaló el profesor Martínez Shaw que las necesidades académicas indujeron a Pierre Vilar a publicar su libro antes de que lo considerase realmente acabado, ya que en él faltaba explicar cómo esta Cataluña protoindustrial se convierte en la Cataluña realmente industrial del XIX. Tal reflexión apareció un decenio más tarde en forma de artículo en La Catalunya industrial: reflexions sobre una arrencada i un destí (Recerques, III (1972), pp. 7-22.

    Fue precisamente a través de sus estudios sobre la historia de Cataluña y el contacto personal con los medios culturales de Barcelona como Pierre Vilar asimiló el ‘hecho nacional’ dentro de su metodologia de estudio. Una conciencia de ‘lo nacional’ que se vio reforzada por sus experiencias juveniles sobre el conflicto franco-alemán, renovadas durante los combates y la cautividad padecidos en la Segunda Guerra Mundial. Su esposa, vasca y apasionada hispanista, reforzó en su propio hogar el debate sobre tales realidades.  Estas vivencias hicieron a Vilar consciente de que los análisis económicos y la superestructura política no daban cuenta de toda la realidad existente. Al mismo tiempo, nunca fue un historiador ‘nacionalista’ en la medida que este era un ámbito integrado en el conjunto de la ‘historia total’ que perseguía y no el eje de sus análisis ni de sus convicciones.

‭     ‬Sus libros han tenido la virtud de ser bien recibidos en ámbitos políticos e intelectuales diversos,‭ ‬seguramente por la profundidad del trabajo que les acompaña y por la claridad y serenidad de su exposición.‭ ‬Han servido durante decenios para dar a conocer la historia de España y de Cataluña tanto aquí como en el resto de Europa,‭ ‬y favorecieron el crecimiento entre sus discípulos de una historiografía progresista ajena al dogmatismo y las lecturas simples de la historia.‭ ‬Por eso el magisterio de Pierre Vilar desde su cátedra de la Sorbona mereció reconocimientos tan importantes como‭ ‬los premios Ramon Llull y Elio Antonio de Nebrija,‭ ‬la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y la Medalla de Oro de la Generalitat,‭ ‬y los títulos de doctor‭ ‬honoris causa por las universidades de Barcelona y Valencia.

1 comentario:

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